jueves, 8 de junio de 2017

camino por las desiertas calles de la ciudad, espacios llenos de individuos enfocados en asuntos que al final de día me resultan ajenos e indiferentes, como dije, calles desiertas, simplemente llenas de obstáculos con movimiento y tal vez algo parecido a la consciencia... lo más probable es que me vean igual, me gusta esa idea... o, tal vez, sean tan egocéntricos que quieren verme como algo parecido a ellos. No puedo decir que no me importa, la verdad me repugna un poco la idea, pero igual mientras ando no hay tiempo para esas nimiedades; los esquivo, mantengo un perfil bajo, odio ser mirado, odio leer que piensas en sus ojos, juzgando, buscando algo que sacie su morbosidad, cualquier cosa, por pequeña que sea... por eso buscan ver como algo igual que ellos, para asegurarse de que lo que les asquea de ellos no sólo esté ahí.
NO-HAY-TIEMPO-PARA-ESO.
Sigo caminando, no voy a ningún lado bueno, sólo voy a ejercer mi forma de prostitución, obedecer a un tipo elegante, tal vez disparar el tipo de arma que me den, lo que no me queda difícil con la educación que tuve por parte de mi intento de padre, y recibir un fajo de dinero que me sirva por unos días o tal vez semanas. De todas formas, sólo soy yo, no hay nadie que le importe o me importe como una familia, una mujer, un hijo o como esos románticos postmodernos que le dan más importancia a un cuadrúpedo que a su propia existencia; sólo yo y lo que con la plata que me hago consiga. La vida que llevo no es buena ni mala, hago esto, me embriago, tal vez me drogo, si no aguanto dos horas escuchando alguna rubia entrada en tragos para llevármela a la cama compro otra por tres horas y al otro día termino lo que no está podrido en la nevera y la alacena para no morir de hambre. Soy la parodia de un personaje de Chuck Pahlaniuk.
llego al callejón donde me citaron, faltan 30 segundos para la hora, los ladrillos del muro están raspados, veo a uno de los que los raspa inhalar el polvo mezclado con sobras de algo más, apago un lucky strike y lanzo la colilla antes de voltear.
85 segundos después llega quien me paga hoy. Traje negro con planchado perfecto, pañuelo doblado en el bolsillo, camisa roja sin corbata y con el botón de arriba desapuntado, no soy el único que pagara tres horas a una pelinegra hoy. Bajo el traje un revolver con cargador de doce disparos, la idea es no tener que usar ese ni el que me entrega, pero siempre hay que prevenirse. Subimos al auto, un BMW negro, satinado, hoy nadie quiere llamar la atención, entramos, la seguridad virtual ya está hackeada y de la física se encarga la coqueta pelirroja de vestido azul que va en el asiento del copiloto... me pregunto cuánto cobra; me dan un traje de oficial de seguridad privada con la identificación y un silenciador para el arma que llevo, todo esto me fastidia, no tiene emocion, no está ese sonido de ahogamiento cuando una bala penetra un pulmón, la salpicadura de sangre, eso pequeños y ocasionales placeres. Me bajo 3 calles antes de girar, entro a una cafeteria y pido el baño para cambiarme, salgo ajustándome el cinturón y camino relajadamente hacia un lugar donde una chica de vestido azul le está tocando la pierna a un guardia mientras él le habla de cómo un negocio familiar de mucho dinero se lo quedó su exesposa, lo saludo, le tiembla la voz al saludarme, no se fija en quién soy, sino sigue con la chica, llevo en el chaleco antibalas una maleta de tela doblada debajo de la parte que recubre el abdomen, lo delgado que soy compensa lo visual; saco una tarjeta de seguridad falsa, la paso.
 //ACCESO AUTORIZADO//
Entro y ubico el punto ciego de la cámara, espero una señal por el comunicador de mi oído, la cámara está congelada, lleno la maleta y salgo, la gente se da cuenta, el guardia le presta más atención a un escote pecoso, cruzo la calle y subo a un BMW de color negro satinado.
De regreso llevo la maleta entre mis piernas, recogemos a la pelirroja donde yo me bajé antes, todo fue planeado, todo fue calculado, todo fue perfecto, demasiado para mi gusto.
Mientras vamos en el vehículo nos estrella una Ford grande, también negra, y antes de poder reaccionar nos sacan y nos ponen una bolsa de tela negra a cada uno en la cabeza, la ajustan y nos suben a la Ford, escucho que el conductor está muerto, no aguantó el golpe, quisiera ver cómo quedó, la imagen mental me saca una sonrisa.

La camioneta para, nos bajan y nos hacen arrodillarnos en el piso, un tipo se pone a hablar de la ingenuidad que tuvimos al creer que pasaría desapercibido y mientras que dice que se va a asegurar de que no sea público nos quitan la bolsa de tela a cada uno, el tipo de traje negro está mirando a todas partes y la pelirroja está empezando a rogar por su vida, cuando sacan un revolver el tipo del traje grita y también empieza a rogar… es hilarante, el maquillaje corrido de la coqueta, les dice que les da lo que quieran y como puede acomoda su cuerpo para mostrarlo, el hombre del revolver le toma la cara y le dice que así ella no lo quiera la van a disfrutar, el tipo de traje se inventa una familia e hijos pequeños… no lo aguanto y empiezo a reír, no puedo creer lo que está pasando, los otros hombres me miran extraño y empiezan a golpearme y como salido de un libreto me dicen que me darán un motivo para reír pero esto sólo me da más risa, me atoro con mi sangre y aun así no puedo parar de reír, siento un dolor agudo por el costado, el cuchillo pasa finamente, ni siquiera alcanza a raspar una costilla, justo en medio… me encanta… estoy tirado en el suelo, apenas puedo respirar, estoy sangrando por el lado y en mi rostro tengo una sonrisa llena de sangre, aun así puedo ver a los tipos que me estaban golpeando, unos me miran con odio, otros con extrañeza, pero lo más bello es que debajo de todo eso puedo ver el miedo en todos ellos y siento entre carcajadas cómo todo se desvanece pero no dejo de ver sus miradas, de hecho veo cada vez más miradas, miradas que reconozco, miradas que lo último que vieron fue a mí, todas con miedo… pero igual todas con gratitud de la farsa que les estaba ayudando a acabar.

domingo, 14 de febrero de 2016

Cuando pasó a duras penas supe cómo, fue incierto, borroso, nada era claro, sólo sé que de alguna forma después de sentir mi piel y carne fríamente penetradas por ese... ¿Qué pudo haber sido?... Escasamente tengo una imagen de quien era antes de eso y la noción de haber tenido una vida se me escapa, pero toda esta incertidumbre, tantas preguntas aparentemente imposibles de responder sólo son un camino al abismo de una desesperada locura... Creo que si recuerdo todo lo que me trajo aquí... Mientras aún puedo, pueda escapar de vivir en ese limbo persona, como un alma que no recoge caronte.
Me levanté ese día a esto de las once y media de la mañana, era un domingo y la noche de sábado anterior no encontré entre bares y callejones a alguien que llenara el otro extremo de la cama que ya está tan apestado de perfumes, fluidos y látex que olerlo es lo que me bota de esa cama a diario. El desayuno no fue nada distinto, un plato con leche que no estaba seguro de que aún fuera digerible y los pocos granos de cereal que quedaban en la caja... Mi madre estaría orgullosa... Recordarla me hace pensar que hace mucho no la saludo así que me acercó al congelador y ahí está, con su piel blanca, los ojos cerrados y dormidos desde que yo tenía 19 años... Esa noche que la vi dormida en el sillón con su mano estirada aún sosteniendo la colilla de un cigarrillo cuya ceniza al igual que 2 botellas de whisky barato y cuatro veces más condones estaban tirados por el piso... Madre tuvo buen trabajo ese día, pero eso no importaba, yo pensaba en el otro día cuando despertara con resaca y me culpara que de la universidad haya llegado a un lugar así, las esquinas de las botellas eran de un vidrio grueso y ya podía imaginar la fuerza con que tratarían de quebrarme el cráneo... No podía permitir otra vez eso y en la radio vieja que había dejado encendida, y cuya esquina también trató de alcanzar mis cesos, se escuchaba i don't wanna miss a thing de aerosmith, lo que al mirar más fijo a mí madre y ver la expresión de paz al dormir... "I just wanna stay with you in this moment for ever" me hizo sentir tranquilidad, era como si ella me quisiera y podía sentirlo, no podía perder eso... Tomé una cuchilla de las que usa un carnicero y me acerqué a ella... "Then i kiss your eyes and thank to god we're together" cuando besé su frente su boca hizo una curva hacia arriba y las ansias de besarla fueron irresistibles y mientras lo hacía el cuchillo cayó con mi brazo con una fuerza que pudo atravesar todo su cuello... "I don't wanna close my eyes, i don't wanna fall asleep 'cause i miss you babe and i don't wanna miss a thing" me quedé mirándola, tan preciosa con un gesto amoroso y tierno, la tomé con suavidad y tras un último y largo beso la coloqué en una caja llena de hielo.
-Hola madre.- le digo con suavidad acariciando con mi mano derecha el frío que la cubre.- te quiero.
El día parecía que iba a ser simple hasta la llamada, hoy había que ganarse el pan, una vida relajada como la mía no era difícil de tener, sólo debía responder una llamada, ir a donde me dijeran a golpear tipos hasta que alguno de los dos se rinda y ya, después de tener ese dinero todo el resto llegaba sólo.
Tomé un taxi, le di la dirección e hizo una mueca de disgusto, él sabía que a donde ibamos no era exactamente disneylandia, pero simplemente su trabajo era llevarme y eso hizo... No del todo, unas siete calles antes me dijo que no iba más y se detuvo, no era un "¿puedo dejarlo aquí?", era un " me importa una mierda que no me pague, pero hoy quiero volver a casa", así que saqué el dinero y se lo di, en esas calles ya saben quién soy, asit que no tuve problemas al llegar y me fui pensando qué hacer al volver, normalmente unas líneas de la biblioteca que tengo me relajaban, pero hoy quería algo diferente, pensé en el dvd que tengo con "lo mejor de tarantino" una colección que incluía pulp fiction, los dos volúmenes de kill bill y reservoir dogs, pensar en volver tal vez con alguien a verlas y renovar los olores que tiene mi cama que al otro día no tendría una mitad vacía me subió el ánimo, así que sintiéndome Tyler Durden me fui a ganar lo respectivo.
Esta vez eran 5 cabrones, dos negros que dejé en el piso, un tipito cuya estatura me engañó y casi me saca de combate, un idiota que no aguantó el primer golpe en el abdomen y cayó escupiendo sangre y un asiático que me sacó de combate, nada raro, nada inusual, recibí 9 fajos, dos por cada ganada y uno por la pérdida y me fui a algún lugar a gastar... Pero no llegué al lugar y ahora es cuando se comienza a nublar y como si fueran recuerdos de una resaca todo es confuso, había caminado al menos 15 minutos y sin tiempo para reaccionar sentí probablemente un puñal clavarse frío detrás de mis pulmones, haciendo cada lucha más difícil y nublando mi vista a la vez de la tiñe de un obscuro rojo escarlata, agarro con fuerza el saco donde llevó los fajos, literalmente se me va la vida en eso pensando que de alguna forma me saldré de eso y en unos días estaré en mi casa con una nueva cicatriz y a la vez que todo eso pasa una voz dice algo en mi oído, una voz gruesa, eso es todo lo que puedo recordar y después pensando en volver a mi arriendo con una nueva cicatriz aparezco aquí, recordando todo excepto esa última parte que inevitablemente se me escapa, que "está en la zona muerta".

martes, 13 de mayo de 2014

pienso en lo que ha pasado, lo que me ha pasado, lo que era, lo que soy, en la filosofía se habla del cambio, de que no existe constante en lo cualitativo, pero si pusiera mi vida cuantitativa resultaría algo monótono, casi tanto como la cualitativa, cosa que se contradice al ser la segunda algo aparentemente interesante al menos para quien se interesa mientras lee esto, tal vez que lo confunda o que le haga encontrar esa pizca de empatía que aveces con un buen escrito, una imagen, o simplemente el gesto de un desconocido por la calle encontramos, tal vez eso, cuantitativo en la cantidad al día y cualitativo en lo que lo caracteriza y nos hace sentir sea lo que hace al menos interesante una vida cualitativa racionalizada desde caracteres cuantitativos, como las letras de este pequeño monólogo que la incomprendida mente humana genera mientras las ideas como flechas atraviezan el cráneo, cualitativo en su forma y cuantitativo como uno de 206 huesos.

jueves, 18 de julio de 2013

navego el mar de tu mirada
un naufrago perdido
la duda me perturba y caigo
en este mar que resulta tu alma
mi cuerpo comienza a ahogarse
y cuando muere,
cuando mis ojos emblanquecen y
mi alma como un leve suspiro sale,
queda atrapada en el cuarzo
que contiene el mar de mi naufragio
para que este mar que es alma
fuda en si la mía
y se hagan una sola.

lunes, 18 de marzo de 2013

Tú la musa de varios pensadores,
te muestras como una doncella
que da su compañía a quien no la busca
y cuya compañía no encuentra quien la busca.

doncella que presentan como un ser
horrible, e incluso funesto
pero cuyos presentadores,
adoran en secreto.

Madre que engendra
Las lágrimas de hombres y mujeres
Y que crea
Las sonrisas de los mismos.

jueves, 7 de febrero de 2013

comida para bebe

Había pasado los últimos días buscando algo para dar de comer a sus hijos, el suicidio se veía como una opción cada vez más tentadora; pero el lo resistía, pensaba en su familia en que pasaría con ellos sin él cuando a duras penas sobrevivían con lo que él les conseguía, de un momento a otro se desmayó y al despertar vio un elegante techo que parecía de mármol, se preguntaba si había muerto y mirando las elegancias que lo rodeaban, se desesperaba más pensando que esa era la posibilidad-No! ¿Cómo pude morir?, ¿qué será de mi familia?, sufrirán aún más tal vez mi mujer termine como prostituta por los hijos que no pude cu...-calma amigo, usted aún está vivo-. Lo sobresaltó una voz de hombre gruesa pero suave, se volvió rápidamente y vio primero unos zapatos de punta brillados, subió la vista y se encontró con un traje que parecía nuevo y saliendo de este un hombre de barba cortada y peinada que le rodeaba la boca y le cubría la quijada - ¿quién es usted? ¿qué hago aquí?- atinó a decir tartamudo luego de incorporarse jadeando. –por él quien, no se preocupe; y por el que, yo diría que recuperarse- respondió el hombre mientras le alargaba un pan y una taza de té humeante en una bandeja.- he visto su situación y le diré esto yo me encargaré de que uno de sus hijos no pase más hambre, mi condición, le daré todo lo necesario para subsistir pero fuera del país.La idea rodeaba su cabeza, era padre de cinco hijos y esposo de una mujer que había amado desde que recordaba y, frente a todo lo que sucedía, dejarlo para que solo uno sobreviviera, las opciones pasaban por su mente y esa era la más tentadora, las otras eran seguir así y posiblemente que ni ese uno sobreviviera, pensó en su hijo menor, apenas hablaba, pensó en la inocencia que se desvanecería cuando viera conscientemente dónde y cómo vivía, al final volvió a la realidad y vio la mano del hombre que se extendía hacia él, sin dudarlo la recibió y así cerro el trato que al menos aseguraría la vida de su más pequeño hijo-¿alguna vez podré volver a ver a mi hijo?- cuando quiera siempre y cuando no sea antes de seis meses; al otro día estaba abandonando España con el equipaje y los bolsillos llenos hacia Polonia .El once de Julio al llegar de la perfumería de la que era dueño, casualmente miró su calendario y en el momento la euforia lo llenó, hacia nueve meses había abandonado España, y notando esto empaco y al otro día encargó la tienda al hombre más confiable que ahí tenía, tomó su carruaje con rumbo a España, al llegar sintió nostalgia y tristeza, pero estando allí no daba marcha atrás, tomó el camino que había recorrido antes sucio y hambriento, y ahora vestido y perfumado se disponía a ver su casa, no había cambiando mucho, incluso se habían formado nuevas telarañas, y al abrirla vio que por dentro sí había cambiado, estaba limpio y había una pequeña cuna donde descansaba un niño que parecía sano, una lagrima paso por su mejilla y rodeo una sonrisa antes de caer, entro cuidando de no hacer ruido y pasó a la cocina que estaba vacía, pero al entrar el terror y las nauseas se apoderaron de el, la sangre seca y ennegrecida se veía a cualquier lado que volteara, vio una caja con el rotulo “sobras” de la cual salía un mechón de color café, se acerco desesperado y al abrirla vio entre mechones los huesos de una persona, al instante sabía de que se trataba, su mujer había alimentado a su hijo, habían más huesos, esos debían ser los de sus otros hijos, se fue a un gabinete de puertas y lo abrió, lo que vio lo lleno aún más de terror y esta vez este se mezclo con una melancolía insoportable, las partes de uno de sus hijos y su rostro que mostraba un sueño del que ya no tendría la oportunidad de despertar, estaban en platos de porcelana cubiertos sobre uno de los anaqueles, se negó a mirar los otros y cerro el anaquel suave mente-sellando la tumba de uno de sus hijos- y se dirigió a la mesa, allí estaban los implementos de cocina, tomo un cuchillo al que se le notaba el oxido y; mientras sobre la línea de su rostro donde hacia unos minutos había bajado una lagrima de alegría, pasaban varias de melancolía; aceptó la tentación que hacia once meses había rechazado por su familia. Cayó al suelo sangrando por el cuello y mientras agonizaba, la melancolía se volvió ira al ver al hombre que le había prometido bienestar a su hijo salir de una puerta oculta por la sangre, al estar frente a él se agacho y mostró una sonrisa sádica y morbosa, de la cual salieron unas palabras que hicieron los últimos alientos del agonizante sollozos y jadeos salvajes.“sabía que vendrías, tu esposa no pudo alimentar por mucho tiempo al bebé”

carnicería

carnicería:
Juan Acosta había llegado más temprano de lo habitual a su puesto en el matadero de santander; se dirigía a levantar la puerta después de salir del renault 4 con el que llevaba unos 8 años transportándose. iba a medio camino cuando sintió una punzada fría en la espalda, seguida de un dolor húmedo y tibio, era obvio lo que pasaba, el hacha con la que a diario fraccionaba trozos de vaca, cerdo, pollo y demás estaba ahora haciendo lo mismo con su columna vertebral, el insulto que trato de mandar mientras caía fue interrumpido por el gargajo de sangre que le corto la garganta como ácido  A las 7:30 llego Jhon como siempre al trabajo, llegaba normal cuando noto que su puesto estaba medio abierto, llego allí corriendo alarmado pensando que posiblemente los robaron, ojala hubiera sido eso, lo que vio basto para perturbarlo hasta el fin de sus días, el vidrio del mostrador dejaba ver sobre una bandeja medio oxidada la cabeza de su jefe, don Juan, con una expresión vacía en el rostro y con un rotulo que decía "cabeza de cerdo fresca" escrito en letras rojas y finas y, al lado, el brazo, rotulado del mismo modo y con la mano en una forma que reflejaba la agonía que su rostro no había logrado reflejar.